Sí… Priscila ya lo sabía. Corrió para decírselo, pero se quedó sin voz. Siguió adelante, se lo escribiría, pero sus manos se adormecieron. Siguió adelante, pero perdió el dominio de las piernas. Mientras tanto, Juan partía a Ezeiza, pues Europa sería su último lugar de residencia. Lo que Priscila no sabía es que Juan sí sabía que era su padre. Priscila nunca pudo recuperar la voz ni el dominio del cuerpo.
9 comentarios:
No le dejas a la pobre Priscila ni una puerta donde pueda emitir su mensaje, aunque este no tenga valor para el receptor. Es un microrrelato genial y con tintes de incomunicaciòn humana.
Un fuerte abrazo
fus
Priscila se traumo.
Por favor cómo duele la incomunicación; el micro parece una puerta ventana cerrada y una persona hundiendo la cara contra el vidrio. Me encantó.
Un abrazo.
Una historia inmensa envuelta en el mínimo de palabras.
Este micro, Eleonora, es un martillazo de lucidez crítica que hace añicos la actitud de alejarse en vez de acercarse.
Un abrazo,
Voy a tratar de no hacer ningún comentario teórico (se me hace difícil con un texto así)
Un juego de silencios y gritos ahogados, de movimientos coartados e imposibilidades. Creo que le cerrás todas las posibilidades al personaje, debería haber sido aquel que no sabía cómo era una mujer.
Corto y concentrado.
Un beso.
HD
La voz de Priscila ahogada por los "secretos de familia". Juan se merecía todos los gritos.
Estremecedor relato, un "impacto" que no ofrece posibilidades de redención.
Un beso, Eleonora :)
Tienes una prosa interesante y degustale. Espero regresar.
Saluditos :)
http://facebook.com/jorgeampuero777
Precioso tu escrito. Da mucho en que pensar. Gracias por compartirlo.
Creo querida Eleonora que viajar y moverse está muy bien, pero eso a veces como que nos lastra no?
Encantado de visitarte de nuevo.
Estaba escribiendo un libro que me mantuvo alejado. ahora regreso.
Besos.
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