Son las 6 p.m., ruido, smog, parpadeo de luces, distintas melodías, variadas velocidades al andar. Conducidos y conductores en todas partes. En medio de ese movimiento se encuentra ella, detenida, contemplativa, tan hermosa que no hay adjetivo para expresar su belleza. Quien por allí pasa con la mirada perdida queda al observarla, al sentirla. Ella no hace nada, no dice nada, pues es parte de su esencia. Un blanco verde porta, su aroma es tan bello, bello como el hechizo más romántico, como el amor en sus primeros tiempos. Hasta el ser más insensible encantado queda, como es el caso de Juan. Para él todo da lo mismo, pero este día, intentó hacer algo distinto, decidió cambiar la dirección que lo lleva a su refugio. En ese desvío la vio, se detuvo y la olió, y suspiró y se ruborizó y ya no era el mismo.
sábado, 22 de octubre de 2011
Simplemente
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